Diario El Mundo – Internacional
Las fotos de la semana: Unas trabajadoras sanitarias afganas vestidas con burkas marcan el dedo de un niño después de administrar la poliomielitis.
Esta imagen se autorrefuta: ciencia y religión, universalismo y relativismo, multiculturalismo e integrismo aparecen juntos pero no armonizados. Creencias religiosas generan el prejuicio de que las mujeres son menos que los varones y las obligan a portar el burka, un prejuicio que va contra la verdad científica, la igualdad natural de hombres y mujeres. Pero esa misma religión no se muestra integrista a la hora de aceptar otras conclusiones de la ciencia, las vacunas.
Según algunos relativistas culturales, cualquier modificación externa de las tradiciones de una cultura es ya un genocidio cultural (la cultura originaria, entendida como un todo, habría desaparecido ya), en este caso podemos preguntarnos, ¿si a esa cultura se le ha inoculado ya el virus de la racionalidad científica europea, laica, cómo es posible que no se haya extendido a la relación entre sexos? Se me ocurre una respuesta marxista: la clase dominada (las mujeres) aún no ha tomado conciencia de clase, y la clase dominante (los varones) aceptará aquellos avances que no supongan un riesgo para su poder, por muy incoherente que sea su postura. Siempre queda el recurso de los renglones torcidos de Dios, que nos permite poner en cuarentena el principio de no contradicción.